William Levy recordó su natal Cuba y aseguró que solo comía un pan por día
William Levy recordó su infancia en su natal Cuba
El actor cubano, William Levy, ha estado envuelto en distintas polémicas desde los primeros meses de este año cuando anunció su separación con la madre de sus hijos, Elizabeth Gutiérrez. Aunque luego pudo mudarse a España para cumplir con compromisos laborales, en su más reciente entrevista con la revista GQ contó todo lo que hizo para llegar al sitio que actualmente se encuentra profesionalmente hablando.
A pesar que las condiciones en su natal isla no fueron las mejores, recuerda su infancia como una de las más lindas. «Mi infancia fue muy linda, a pesar de que no teníamos nada. Vivíamos bajo la dirección de un gobierno que nos daba de comer lo que quería. Las raciones eran un pan por persona al día, y un cuarto de pollo por persona al mes. Ellos creen que todo el mundo es igual, pero yo no. Yo creo que todos somos diferentes. Si tú quieres comer ensalada y yo pollo, deberíamos tener ese derecho», expresó en la editorial.
Y aunque le racionaban todo, le agradece a Cuba por despertar en él la pasión por la actuación. «Desde Cuba ya me llamaba mucho la interpretación. Allí teníamos dos canales nada más, los que el gobierno nos dejaba ver. Eran el 2 y el 6, y los sábados ponían una película y los domingos doble tanda. No me lo perdía nunca, por nada en la vida», manifestó.
Fue ya de adolescente que empezó hacer todo lo posible para irse de La Habana. «Desde que me fui de Cuba con 15 años soy una persona que no se queda en la zona de confort. Estoy cambiando todo el tiempo, y si no lo hago, siento que me estanco, y no me gusta. Después de unos años trabajando en las novelas latinas, llegó un punto donde necesitaba un descanso. Como para todo en la vida, a veces uno tiene que alejarse, tomar aire y probar diferentes horizontes», comentó.
Y aunque su infancia fue dura, hoy en día agradece haber pasado lo que pasó. «Siempre le he dado gracias a Dios por haber crecido así, porque eso me da la oportunidad de disfrutar todo al máximo. De poder comer y disfrutar la comida al máximo, de vestirme y disfrutar la ropa al máximo. De poder elegir. De tener la libertad de hacer lo que me dé la gana, de expresarme, de ser quien soy», aseveró.
«Me tomo una copa de vino y me siento a recopilar todo mi pasado, de dónde vengo, dónde estoy. Si creo que lo estoy pasando mal, recuerdo lo mal que lo pasé en Cuba. Siempre vuelvo a esas emociones», finalizó.