El Papa Francisco ha muerto a los 88 años de edad

A las 7:35 de la mañana, hora de Roma, de este lunes 21 de abril, el Vaticano ha confirmado el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años. La noticia, de alcance mundial, fue comunicada por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia.

Junto a él se encontraban el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, y monseñor Diego Ravelli, maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, quienes ofrecieron los primeros detalles del suceso. Farrell expresó lo siguiente:

“Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor, debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, ha vuelto a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia.

Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados.

Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso de Dios Uno y Trino”.

La noticia ha sorprendido a sus fieles, quienes apenas ayer celebraban su última aparición pública ante más de 50.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro.

Aunque el Papa no se mostró con la misma cercanía de otras ocasiones, dirigió unas palabras a la multitud, que aguardaba su presencia tras varios rumores sobre su estado de salud.

“Que el Señor nos bendiga a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, expresó con voz débil, mientras el maestro de ceremonias, Diego Ravelli, leía su mensaje a los presentes.

¿Quién fue el Papa Francisco?

Francisco, cuyo nombre de pila era Jorge Mario Bergoglio, fue una figura entrañable a nivel global por su particular talante. De origen italiano por sus padres, nació en Argentina en 1936.

Como el primer Papa latinoamericano en la historia, su pontificado se distinguió por un esfuerzo de modernización de la Iglesia y una marcada sensibilidad hacia las causas sociales. Sus opiniones sobre las crisis mundiales, tales como los conflictos bélicos, la compleja situación climática y las luchas humanitarias, fueron constantes en su agenda.

También se le reconoció por su apertura hacia la inclusión de homosexuales y católicos divorciados en la vida eclesial.

Con una agenda sin reservas, abordó las denuncias de abusos clericales, buscando responsabilizar a los obispos que durante años los encubrieron. Asimismo, impulsó una mayor participación de las mujeres dentro del Vaticano.

A pesar de enfrentar críticas severas desde los sectores más conservadores, mantuvo una postura respetuosa y nunca rehuyó el debate interno en la Iglesia.

Del mismo modo, también se le recordará por su apertura al diálogo interreligioso, algo sin precedentes en la historia del papado. El Papa sostuvo encuentros históricos con líderes del Islam y del judaísmo.

¿Qué sucederá ahora tras su muerte?

Las primeras horas tras la partida del Sumo Pontífice son cruciales, y se espera que el Vaticano pronto revele los detalles concernientes a su funeral. Entre quince y veinte días después, se convocará el cónclave, el trascendental evento en el que se decidirá quién ocupará la silla de San Pedro. Alrededor de 135 cardenales, según las normas actuales, tienen el derecho de participar en esta elección.

Las reglas establecidas son claras: solo los cardenales menores de ochenta años al momento del fallecimiento (o renuncia) del Papa pueden formar parte del proceso de votación.

Durante las reuniones previas al día de la elección, los cardenales sostienen discusiones sobre las necesidades que afronta el mundo contemporáneo. Una vez instalados en la Capilla Sixtina, quedan aislados por completo del exterior.

En el acto de votación, cada cardenal elige a su candidato de preferencia escribiendo su nombre en una papeleta secreta. Luego, se acerca al altar, se arrodilla en oración y deposita su voto doblado en un recipiente. Tres escrutadores son los responsables de realizar el conteo de votos en voz alta.

Para la elección del nuevo Papa se requiere una mayoría calificada de dos tercios de los votos. La emisión de humo negro desde la chimenea de la Capilla Sixtina indica que no se ha alcanzado un consenso, mientras que la fumata blanca anuncia a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro que un nuevo Pontífice ha sido elegido.

El nombre que adoptará el nuevo Papa se elige durante la misma ceremonia de elección. Finalmente, el cardenal diácono de mayor rango es el encargado de comunicar al mundo la identidad de la máxima figura de la Iglesia Católica con la tradicional fórmula: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!” («Les anuncio una gran alegría: ¡Tenemos un Papa!»), seguida del nombre de pila del elegido y su nombre papal.

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